El fenómeno mundial El Juego del Calamar regresa este viernes 27 de junio con su tercera y última temporada. La producción coreana de Netflix, que ha estremecido al mundo con su crítica al sistema y sus brutales competencias mortales, promete cerrar su historia con eventos inesperados, donde varios personajes podrían tener un desenlace fatal.
Aunque esta última trama no se las vamos a revelar hasta que ustedes vean los capítulos, los avances y teorías de fanáticos ya apuntan a quiénes podrían morir en los nuevos juegos.

Los personajes que regresaron a los juegos
La última entrega contó con el regreso de Gi-hun (Jugador 456), Front Man y otros rostros familiares, pero también con nuevos competidores que jugarán un papel crucial en la narrativa.
- Lee Jung-jae como Gi-hun (Jugador 456)
- Lee Byung-hun como Front Man
- Wi Ha-jun como Hwang Jun-ho
- Yim Si-wan como Myung-gi (Jugador 333)
- Park Sung-hoon, Jo Yuri, Lee David, entre otros

Teorías: ¿quiénes podrían no sobrevivir?
El dúo madre e hijo (Jugadores 007 y 149)
Yong-sik y su madre Geum-ja se perfilan como blanco fácil en los nuevos juegos. Se anticipa que el joven podría sacrificarse para proteger a su madre, mientras que ella también estaría dispuesta a arriesgar su vida por él.
Seong Gi-hun (Jugador 456)
El protagonista principal, quien ya ganó una edición del juego, podría enfrentarse a un final trágico. “Es posible que 456 decida sacrificarse, buscando detener los juegos de una vez por todas y, con ello, salvar a los demás participantes”, sugieren teorías virales.

Los exenamorados: Jugadores 333 y 222
Se revela que Myung-gi (Jugador 333) y Jun-hee (Jugadora 222) tienen un hijo juntos. Esto podría llevar al sacrificio de él para proteger a su antigua pareja y su bebé.
La fanática religiosa (Jugadora 044)
Seon-nyeo, convertida en una especie de líder de culto, “es uno de esos personajes que muchos espectadores han llegado a odiar”. Algunos especulan que su final será una forma de justicia narrativa.
Guardia 011
Uno de los personajes más empáticos, podría morir por desobedecer las órdenes del sistema. Su compasión la pone en riesgo, especialmente si estalla una rebelión interna.




