Linda Yaccarino dejará el cargo como CEO de X, antes conocida como Twitter, tras dos años al frente de la empresa propiedad de Elon Musk. La ejecutiva, reconocida por su experiencia en el mundo de la publicidad, hizo pública su renuncia con un mensaje optimista: “Lo mejor está por venir mientras X entra en un nuevo capítulo con xAI”.
La salida de Yaccarino ocurre en un contexto de fuertes críticas al chatbot de inteligencia artificial Grok, desarrollado por xAI, la empresa de Musk. En las últimas semanas, Grok ha sido señalado por permitir comentarios antisemitas, menciones a Adolf Hitler y discursos que denigran al Islam, lo cual ha generado preocupación entre usuarios y anunciantes.

Un nombramiento estratégico, una salida cuestionada
Linda Yaccarino fue contratada en mayo de 2023, poco después de que Musk adquiriera Twitter por 44 mil millones de dólares. El objetivo era claro: recuperar la confianza de los grandes anunciantes que se alejaron de la plataforma tras la llegada del magnate sudafricano y su política de reducción de restricciones de contenido.
"Estamos al tanto de las publicaciones recientes hechas por Grok y estamos trabajando activamente para eliminar las publicaciones inapropiadas", publicó la cuenta oficial del chatbot, sin ofrecer más detalles sobre las medidas tomadas.
La exejecutiva de NBCUniversal asumió el cargo formalmente en junio de 2023. Desde entonces, su reto principal fue contener la desinformación y el discurso de odio, además de reactivar la inversión publicitaria, que sigue siendo la principal fuente de ingresos de X.

Publicidad en crisis y reputación bajo fuego
Aunque Musk delegó en Yaccarino la operación comercial para centrarse en el desarrollo tecnológico, las controversias no cesaron. Las marcas continuaron alejándose de la plataforma, preocupadas por el contenido tóxico y la falta de moderación efectiva.
Con el creciente escándalo por los comentarios del chatbot Grok, la permanencia de Yaccarino se volvió insostenible. Ni ella ni la compañía ofrecieron razones específicas para la renuncia, pero el contexto ha dejado claro que la presión pública y empresarial tuvo un peso significativo.
La salida de la ejecutiva marca un nuevo episodio en la turbulenta transformación de Twitter en X, donde las tensiones entre libertad de expresión, regulación y publicidad siguen sin resolverse.





