El futbolista del Chelsea, Cole Palmer, disfrutó de unas vacaciones muy especiales tras conquistar el Mundial de Clubes con su equipo. El joven de 23 años eligió San Cristóbal y Nieves, la tierra natal de su abuelo Sterry Palmer, como destino para celebrar su triunfo.
Aterrizó en la isla con el trofeo en mano y fue recibido con honores por representantes del gobierno local, en una bienvenida que incluyó danzas tradicionales y expresiones culturales que celebraban tanto su herencia como sus logros. Fue la primera vez que el jugador de 23 años visitó el país caribeño con su familia.

Palmer se reunió con las autoridades de San Cristóbal
Durante su estancia, Palmer fue recibido por el Viceprimer Ministro Dr. Geoffrey Hanley y por la Ministra de Turismo, Marsha T. Henderson, quienes destacaron la importancia de su visita. Posteriormente, mantuvo una reunión privada con el Primer Ministro, Dr. Terrance Drew, quien lo elogió como un símbolo del talento y la resiliencia del pueblo kittitiano.
Como muestra del orgullo nacional, el Primer Ministro le obsequió una playera oficial del país y una pieza de arte indígena caribeña hecha a mano, sellando así un emotivo reencuentro con sus raíces.

Orgullo ancestral y conexión con las nuevas generaciones
Más allá de los actos oficiales, Palmer aprovechó su visita para inspirar a las nuevas generaciones del país. Realizó una sorpresiva visita al campamento de fútbol en el campo Keith “Kayamba” Gumbs, en Newtown, donde fue recibido con entusiasmo por los jóvenes jugadores.
Aunque nació y creció en Manchester, Palmer siempre ha llevado en sus botines un símbolo poderoso de su identidad dual: las banderas de Inglaterra y San Cristóbal y Nieves. Este gesto, que combina su presente futbolístico con su herencia familiar, cobra ahora un significado aún más profundo tras este emotivo viaje.





