La racha positiva del AEL Limassol llegó a su fin en la jornada 15 de la Liga de Chipre. El equipo de Guillermo Ochoa cayó 0-1 en casa frente al AEK Larnaca, que supo capitalizar sus momentos clave y resistir con orden en el tramo final, ante un conjunto local que careció de claridad ofensiva para rescatar al menos el empate.
Desde el arranque, el partido se desarrolló con alta tensión y constantes disputas. Al minuto 20, Enzo Cabrera quedó tendido en el césped tras un forcejeo con un defensor del Limassol, lo que obligó al árbitro a detener las acciones. La repetición evidenció un intento del atacante por engañar al silbante, una jugada que marcó el tono de un primer tiempo cargado de fricción y reclamos.
Seis minutos más tarde, Cabrera pasó de la polémica al protagonismo decisivo. Youssef Amyn filtró un pase por el sector izquierdo, Giorgos Maoum envió un centro preciso al área y el delantero del AEK se anticipó a Guillermo Ochoa para definir el 0-1, adelantando al conjunto visitante en su primera jugada clara de peligro.
El AEL Limassol intentó reaccionar antes del descanso. Al minuto 35, una llegada por la banda derecha derivó en un centro al área, pero el remate final salió muy desviado. Cuando el primer tiempo entraba en su recta final, el partido volvió a interrumpirse durante varios minutos debido a un incidente en las bancas, luego de que desde la tribuna se lanzaran objetos hacia el área técnica del equipo local.
El segundo tiempo comenzó con dramatismo inmediato. Apenas al minuto 47, Gustavo Ledes cobró una falta y Enric Saborit empujó el balón dentro del área para marcar el segundo tanto del AEK. No obstante, tras una prolongada revisión del VAR, la anotación fue anulada por posición adelantada, manteniendo con vida al conjunto de Ochoa.
Lejos de replegarse, el AEK Larnaca continuó generando peligro. Al minuto 60, Amyn volvió a desbordar y envió un centro potente que Giorgos Naoum no logró rematar. Más tarde, Cabrera volvió a festejar al 66’, pero una vez más el gol fue invalidado por fuera de lugar. En medio de ese dominio visitante, Memo Ochoa apareció al 68’ con una atajada tras un disparo del propio Cabrera y se mostró seguro al 73’, anticipando un centro para quedarse con el balón.
En el tramo final del encuentro, el AEK cedió la iniciativa y permitió que el AEL Limassol tuviera mayor posesión. Sin embargo, el equipo local mostró serias dificultades para generar peligro real, con ataques previsibles y sin profundidad, incapaz de romper el orden defensivo del rival.
La derrota puso fin a una racha de cinco partidos sin perder para el AEL Limassol y significó su primera caída desde el pasado 2 de noviembre, cuando había sido superado por el Pafos.
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