A menos de un mes para la gran final de la Copa Libertadores 2025, programada para el 29 de noviembre en el Estadio Monumental de Lima, la CONMEBOL encendió las alarmas ante la inestable situación política y social que atraviesa Perú. El reciente decreto de estado de emergencia por parte del gobierno interino de José Jerí ha puesto en duda la realización del evento en la capital peruana, una medida que busca frenar la ola de inseguridad y las protestas que afectan al país.
La disposición gubernamental, anunciada este martes por la noche, restringe las reuniones masivas, limita la movilidad en motocicletas y autoriza la militarización de las calles de Lima, ciudad que albergaría la final más esperada del año en el fútbol sudamericano. Estas condiciones complican la logística y la seguridad del partido, por lo que el ente rector del futbol continental analiza alternativas ante el escenario actual.
Fuentes cercanas a la organización revelaron que cualquier modificación de sede dependerá de un anuncio conjunto entre el presidente de la CONMEBOL, Alejandro Domínguez, y el titular de la Federación Peruana de Futbol, Agustín Lozano. Ambos dirigentes sostendrán reuniones en los próximos días para evaluar los riesgos y definir si Lima puede garantizar la seguridad de jugadores, hinchas y personal operativo durante el evento.
¿Podría cambiar la sede de la final de la Libertadores?
La posibilidad de que la final de la Libertadores cambie de sede es cada vez más concreta. Aunque la CONMEBOL mantiene su deseo de preservar Lima como anfitriona, el panorama político del país no ofrece certezas. En caso de un traslado, el reglamento del torneo contempla como opción prioritaria la ciudad de Buenos Aires, con el Estadio Monumental de River Plate como principal alternativa para albergar la final única.
El cambio de sede representaría un nuevo golpe para el fútbol peruano, que ya había recibido con entusiasmo la designación del partido más importante del continente. Sin embargo, desde la dirigencia local continúan realizando gestiones para asegurar las garantías necesarias y evitar que el evento se traslade fuera del país.
Conmebol busca estabilidad antes de la definición
La organización del máximo torneo de clubes sudamericano se encuentra en una fase crítica de planificación. Con Racing Club como único representante argentino en competencia (que disputará las semifinales ante Flamengo), el organismo desea asegurar un entorno estable y seguro para el cierre del certamen.
Mientras tanto, la incertidumbre en Perú crece. La militarización de Lima y las restricciones de movilidad podrían afectar no solo la final de la Libertadores, sino también otros eventos deportivos programados en la capital. La CONMEBOL, por su parte, mantiene un monitoreo constante de la situación política del país antes de tomar una decisión definitiva.
De confirmarse un cambio de sede, el anuncio oficial podría realizarse en las próximas semanas. Hasta entonces, la final de la Copa Libertadores 2025 sigue programada para Lima, aunque el futuro inmediato de la sede dependerá de la evolución de la crisis peruana y de las garantías que pueda ofrecer el gobierno local a la Confederación Sudamericana de Futbol.
