El fallecimiento de Manuel Lapuente dejó una pérdida irremediable en el futbol mexicano, principalmente en las personas que influenció. Su legado va más allá de los títulos y los equipos que dirigió: se convirtió en una escuela, en una forma de entender el futbol. Su estilo de juego fue denominado como “Lapuentismo”, una filosofía que prioriza la solidez defensiva, el orden táctico y la capacidad de sorprender al rival con contragolpes precisos.
El “Lapuentismo” representó una ruptura con la idea romántica del toque y la posesión. Para Lapuente, lo importante no era tener el balón, sino saber qué hacer cuando no se tenía. Su obsesión por la disciplina, la estrategia y la lectura del partido moldeó a toda una generación de técnicos mexicanos que crecieron bajo su tutela o inspiración.
¿Quiénes fueron los alumnos destacados de Manuel Lapuente?
Entre sus alumnos más reconocidos se encuentran Luis Fernando Tena, Raúl Arias, Mario Carrillo y José Manuel de la Torre, todos con trayectorias exitosas en la Liga MX. Cada uno asimiló el estilo de Lapuente, pero lo reinterpretó con su sello personal: Arias fue aún más defensivo; Tena equilibró el orden con un juego más asociativo; Carrillo apostó por la presión y la intensidad; mientras que De la Torre se inclinó hacia la posesión de balón y el control del ritmo.
Estos técnicos no sólo aprendieron tácticas, sino una forma de liderazgo. Lapuente insistía en el compromiso del grupo, la comunicación y la exigencia. Por eso, sus discípulos no sólo replicaron su modelo en la cancha, sino también en la manera de conducir vestidores, tomar decisiones difíciles y formar equipos competitivos.
El legado en los banquillos
El impacto de Lapuente se reflejó directamente en los logros de sus alumnos. Luis Fernando Tena fue campeón con Cruz Azul en el Invierno 1997 y con Morelia en el Invierno 2000, demostrando que el orden defensivo puede convivir con una propuesta ofensiva equilibrada. Raúl Arias, por su parte, llevó al Necaxa al título en el Invierno 1998, con un equipo sólido, práctico y efectivo, muy al estilo de su mentor.
Mario Carrillo alcanzó la gloria con el Club América en el Clausura 2005, formando un plantel disciplinado que destacaba por su presión alta y contundencia en ataque. En tanto, José Manuel de la Torre, conocido como “El Chepo”, conquistó tres títulos: uno con Chivas (Apertura 2006) y dos con Toluca (Apertura 2008 y Bicentenario 2010), siempre fiel a su idea de equilibrio y control del balón.
Más allá de los campeonatos, el verdadero legado del “Lapuentismo” fue haber sembrado una cultura táctica en el futbol mexicano. En una liga donde a menudo predomina la improvisación, los equipos formados bajo esa escuela mostraron estructura, planeación y una identidad clara. La huella de Lapuente se nota en cada línea defensiva bien parada, en cada transición calculada y en cada entrenador que prioriza el orden sobre la espectacularidad.
El futbol mexicano perdió a un estratega, pero su enseñanza permanece viva en cada campo de entrenamiento. Los logros de sus discípulos no sólo honran su memoria, sino que confirman la vigencia del pensamiento táctico de Lapuente. En un país donde pocos entrenadores logran crear escuela, él lo consiguió: el “Lapuentismo” se convirtió en una corriente que marcó época.
