Michael Lewis, de 55 años, recibió una condena de más de 18 meses de prisión por acosar a la jugadora de la WNBA, Caitlin Clark, según documentos judiciales. El acusado fue detenido a principios de año tras enviar varias amenazas y mensajes sexualmente agresivos.
Sentencia de 18 meses de prisión
Tras la investigación realizada, misma que vinculó al acusado con los mensajes enviados a la deportista por medio de redes sociales, el acusado se declaró culpable de acoso y hostigamiento. La sentencia, emitida en el condado de Marion, Indianápolis, fue de 18 meses en prisión, con una condena total de dos años y medio bajo custodia del Departamento de Corrección.
El fiscal del condado, Ryan Mears, declaró al medio local WTHR Ch. 13: "Esta resolución asegura que el acusado sea responsable de sus acciones amenazantes, el miedo que infundió y la interrupción que causó”. Mears agregó que esta sentencia permitirá a la víctima “concentrarse en lo que realmente importa”.
Además de su sentencia de prisión, el tribunal prohibió a Lewis contactar a Caitlin Clark, asistir a partidos de los Indiana Fever o los Indiana Pacers, y utilizar internet durante el cumplimiento de su condena. El juez también recomendó que reciba tratamiento de salud mental, luego de que durante el juicio manifestara creencias apocalípticas, entre ellas que “el fin del mundo se acerca”.
Los mensajes, el arresto y la investigación del FBI
Lewis fue arrestado en enero en un hotel del centro de Indianápolis. La Policía Metropolitana local comenzó la investigación el 8 de enero, luego de que Clark reportó recibir mensajes hostiles entre el 16 de diciembre y el 2 de enero.
En los textos, el acusado afirmaba haber conducido alrededor del domicilio de la jugadora y manifestó su intención de asistir a los partidos del equipo Indiana Fever para sentarse detrás del banquillo. La joven atleta declaró a la policía que sentía temor por su seguridad incluso antes de que Lewis llegara a Indianápolis.
El FBI rastreó las direcciones IP desde las cuales se enviaron los mensajes hasta un hotel céntrico y la biblioteca pública de la ciudad. Pese a que las autoridades contactaron al acusado, los mensajes continuaron, lo que derivó en su detención formal.
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