Atlético de Madrid cae en San Mamés ante el Athletic de Bilbao

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El Atlético de Madrid ofreció una de sus noches más desconcertantes en San Mamés, incapaz de frenar a un Nico Williams que encontró metros donde no debía haber ninguno. Molina, superado desde el primer minuto, simbolizó los problemas de una defensa que nunca supo cómo detener al jugador más peligroso del Athletic.

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La única acción ofensiva clara del Atlético en la segunda mitad fuera un remate de cabeza de Sorloth a las manos de Unai Simón. Para entonces, el Athletic ya había acumulado ocasiones por medio de Guruzeta, Sancet, Paredes y el propio Nico. Y cuando llegó la contra que marcó la noche, Nico volvió a encontrar un océano para pensar, correr y asistir. Berenguer, con zurdazo preciso, firmó un 1-0 que estalló en la fiesta de San Mamés y que dejó en evidencia la versión más incompetente de un Atlético que fue ofensivo solo en el sentido de ofender al balón, no de atacar.

Desde el arranque se intuía un guion claro. Una falta sobre Molina que nadie pitó dio paso a un servicio desde la izquierda que Guruzeta pudo mandar a la red ganando la espalda de Lenglet. En esa jugada estaba el partido entero: la determinación del Athletic, la insistencia por la banda de Nico, la fragilidad de una defensa rojiblanca remendada y la sensación de que el equipo local elegiría el sábado para dejar claro su mejor forma.

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¿Por qué el Atlético nunca logró competir?

El Athletic remató con frecuencia en la primera parte, con intentos de Guruzeta, Nico y Sancet cuando Areso se sumó por el costado contrario. Aunque ninguna ocasión fue nítida, todas juntas construyeron una presión sostenida que el Atlético nunca logró sacudirse. La única respuesta visitante fue una contra iniciada por Oblak que terminó con volea de Almada, asistido por Julián Álvarez, que pudo haber tenido mejor destino, pero que se topó con Unai Simón.

El duelo fue tan intenso como desordenado. Tres mediocentros (Gallagher, Jauregizar y Galarreta) vieron amarilla en apenas 20 minutos. Laporte también fue amonestado antes de abandonar lesionado en una acción que parecía menor pero que, fiel al calendario extenuante, dejó al “lesionado obligatorio” del partido. Giuliano Simeone incluso coqueteó con un penalti tras un choque con Nico, en una acción que dio aire al Athletic para seguir empujando.

El Atlético volvió a aparecer en ataque para que Julián eligiera un disparo que pedía pase, antes de que Areso y Sancet respondieran con una combinación peligrosa que recordó quién mandaba realmente en el encuentro. Al descanso, el marcador estaba en tablas, pero la sensación de superioridad era claramente rojiblanca. El Athletic siguió llegando, incluso cuando el desgaste empezó a notarse, y acabó encontrando el golpe que llevaba preparando toda la noche.

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Un Atlético sin argumentos que encadena dos derrotas

La tropa del Cholo acusó las ausencias, pero las bajas no justifican un rendimiento tan pobre en lo colectivo y lo individual. Las desconexiones, los errores en salida, las marcas perdidas y la falta de claridad arriba volvieron a dejar al equipo en una situación conocida y preocupante. La segunda derrota consecutiva, ambas a domicilio, devuelve al Atlético a un lugar que parecía haber dejado atrás: demasiado lejos de los que compiten mejor y mucho más cerca de la irregularidad que tanto daño le ha hecho.

El Athletic, por su parte, firmó un triunfo merecido, impulsado por la energía de sus jóvenes, la presión sostenida y la velocidad de Nico Williams, dueño absoluto del partido. San Mamés celebró una victoria.

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