El esperado Cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco inició este 7 de mayo con su primera votación oficial, la cual duró más de tres horas, pero la jornada concluyó con humo negro saliendo de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que aún no se ha alcanzado el consenso necesario entre los cardenales electores.
El proceso, que se realiza bajo absoluto secreto en el Vaticano, reúne a 133 cardenales de todo el mundo con derecho a voto. Para que uno de ellos sea elegido como nuevo papa se requieren al menos 89 votos, equivalentes a las dos terceras partes del total. Hasta ahora, ninguno de los cardenales ha alcanzado esa cifra.

¿Cómo se produce el humo negro?
Después de cada ronda de votaciones, las papeletas utilizadas son quemadas en una estufa especial dentro de la Capilla Sixtina. Si no hay resultado, se agrega un compuesto químico que produce el humo negro, visible desde el exterior como señal para los fieles. Cuando finalmente se alcanza un acuerdo, las boletas se queman sin estos aditivos, generando el característico humo blanco que indica que ya hay nuevo pontífice.

El Cónclave sigue un ritmo estricto. A partir del miércoles 8 de mayo, se realizarán dos votaciones por la mañana y dos por la tarde todos los días hasta que se elija al nuevo papa. No existe un límite de duración: la elección puede extenderse por días, semanas, meses o incluso años, como ha ocurrido en el pasado.
Entre los principales candidatos que se perfilan como favoritos se encuentran Pietro Parolin (Italia), Luis Antonio Tagle (Filipinas), Peter Turkson (Ghana), además de los cardenales mexicanos Carlos Aguiar Retes y Francisco Robles Ortega, considerados papables por su trayectoria.

Por ahora, el mundo católico sigue atento a la próxima señal de humo desde el Vaticano, a la espera de saber quién ocupará el Trono de San Pedro.
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