Un grupo de influencers decidió dejar atrás los filtros y los “likes” para exigir algo más serio: derechos laborales, respeto y reconocimiento profesional. La comunidad de creadores de contenido anunció la creación de un sindicato y lanzó una advertencia que no pasó desapercibida: si no se les toma en serio, irán a una huelga digital.

Durante una presentación en el evento AIIMS Creator Hub, la influencer Verónica B —reconocida por su participación en los Sydney TikTok Awards 2024— tomó el escenario para anunciar la formación de la Unión de Influencers, acompañada de decenas de creadores digitales que exigen ser tratados como trabajadores formales y no como una “broma de internet”.
“Estoy harta de que nos traten como si fuéramos un chiste”, expresó Verónica ante los asistentes. “¿Cómo sabría la gente dónde comer si no hiciéramos reseñas? ¿Cómo sabrían qué ponerse si no existieran los videos de ‘prepárate conmigo’?”.
La frase se viralizó en redes y fue replicada tanto por seguidores como por detractores. Sin embargo, el fondo del mensaje no es menor: quienes viven del contenido digital están reclamando condiciones laborales justas en una industria que genera millones pero que sigue funcionando —en muchos casos— sin contratos, prestaciones ni seguridad social.

¿Qué exigen?
El nuevo sindicato busca:
- Reconocimiento legal como parte de la economía formal
- Acceso a beneficios como seguro médico y vacaciones
- Tarifas mínimas para colaboraciones con marcas
- Respeto por parte de audiencias, medios y empresas
Todo comenzó con la polémica que desató Verónica en 2024, cuando declaró que “ser influencer es un trabajo duro”. Su llegada en Rolls Royce al evento y su afirmación provocaron una ola de críticas en redes sociales, pero en lugar de retractarse, ella organizó un movimiento colectivo que hoy toma fuerza.
¿Huelga digital?
Como forma de presión, el gremio de influencers amenazó con parar actividades en redes sociales, es decir, dejar de publicar contenido hasta que sus exigencias sean escuchadas. Esta huelga digital afectaría tanto a marcas que dependen de estas figuras para promocionar productos, como a plataformas que monetizan su contenido.
El surgimiento de este sindicato de creadores digitales abre un nuevo capítulo en el debate sobre el trabajo en la era de internet. Para muchos, los influencers solo entretienen. Para ellos, son trabajadores de la economía de la atención que también merecen derechos. Su mensaje es claro: crear contenido no es un juego, es un trabajo… y uno que exige respeto.




