Este 29 de diciembre se cumplen 12 años del accidente que cambió la vida del histórico piloto Michael Schumacher . El siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 sufrió un traumatismo craneoencefálico severo tras una caída mientras esquiaba en la estación alpina de Méribel, en Francia.
Aunque el piloto fue operado tres días después en el Hospital Universitario de Grenoble, su agente de comunicación, Sabine Kehm, anunció que Schumacher estaba en coma y que no compartiría más partes médicos ante la presión mediática que se vivía a diario en el centro hospitalario.
Desde entonces, la información oficial ha sido mínima. La última actualización directa se produjo en julio de 2014, cuando se comunicó que Schumacher había salido del coma y era trasladado a Lausana. Semanas después regresó a la residencia familiar, a orillas del lago Lemán, donde continúa siendo atendido por un equipo médico especializado. Doce años después, el panorama general se mantiene prácticamente sin cambios.

El silencio del entorno y las voces del paddock
En ausencia de comunicados oficiales, sólo han trascendido declaraciones de figuras históricas de la Fórmula 1 cercanas a su entorno, como Jean Todt, Ross Brawn, Bernie Ecclestone o Gerhard Berger. Incluso su antiguo mánager, Willi Weber, ha reconocido que nunca se le permitió visitarlo en este tiempo.
En 2025, Richard Hopkins, exdirectivo de Red Bull y McLaren, habló sobre el tema en una entrevista con Sportbible, aunque admitió no tener información reciente. “No he escuchado nada últimamente, pero sé que tiene un médico finlandés, un médico personal... No creo que volvamos a ver a Michael”, reveló.
Según diversas especulaciones médicas a lo largo de los años, Schumacher podría tener una consciencia limitada, reconocer a personas cercanas y, en los primeros años, incluso ver carreras de F1. Sin embargo, la idea general es que no puede hablar ni caminar. “No es el Michael que conocimos”, dijo en su momento el expresidente de la FIA.

Subastas, fundaciones y cuidados permanentes
En 2025, un mono utilizado por Schumacher en el Gran Premio de Hungría 2000 fue subastado por 95 mil 650 euros en un evento organizado por Bonhams Cars y The Schumacher Lounge. Otras piezas, como un traje Benetton de 1995 y un casco Ferrari de 2003 firmado, también fueron vendidas, destinándose parte de los fondos a la Fundación Keep Fighting, creada por la familia en 2017.
Meses antes, Sir Jackie Stewart subastó un casco en el GP de Bahréin 2025, confirmando que Schumacher participó en la firma con ayuda de su esposa, Corinna. “Su mujer le ayudó”, reveló posteriormente, completando así la colección de firmas de campeones vivos.
El periodista Felix Gorner, de RTL, aportó uno de los retratos más claros de la situación actual: “Él necesita cuidados constantes y depende completamente de sus cuidadores. Ya no puede expresarse verbalmente”. Según explicó, un máximo de 20 personas tienen acceso a Schumacher, una estrategia que, afirma, busca proteger su privacidad. Han pasado 12 años y, mientras el silencio se mantiene, las noticias siguen siendo escasas sobre el piloto más influyente del siglo XXI.





