Juan José Calero, hijo del histórico portero colombiano Miguel Calero, reveló lo que significó crecer y formarse como futbolista profesional bajo uno de los apellidos más reconocidos del futbol mexicano. En una reciente entrevista el exdelantero de Venados habló del impacto emocional, deportivo y personal que tuvo cargar con un legado tan pesado desde muy joven, así como del proceso que lo llevó a construir su propio camino dentro de las canchas.
Desde su debut profesional, cuando tenía apenas 17 años, el apellido Calero se convirtió en un factor constante en su carrera. Juan José reconoció que las expectativas externas existían, pero que la mayor presión fue la que él mismo se impuso en una etapa temprana de su desarrollo.
“Al principio, cuando recién empecé a los 16 o 17 que debuté, claramente era una presión (el apellido Calero), pero creo que era más una presión que yo me puse. Obviamente la gente hablaba, estaba a la expectativa porque es un apellido que suena mucho en el futbol mexicano”, explicó pra Fox Sports.

La presión de igualar una leyenda
El futbolista reveló en la entrevista que, llegó un momento en su carrera que, su objetivo personal llegó a ser intentar acercarse a la carrera de su padre, referente del Pachuca y multicampeón en el futbol mexicano. “Llegó un momento en el que mi objetivo era llegar o acercarme lo más posible a lo que hizo mi papá”. Sin embargo, él mismo reveló que, esa visión fue cambiando hasta entender que el legado de Miguel Calero no debía ser una carga, sino una referencia.
"Fui creciendo y entendiendo que él tuvo su historia, que es una leyenda y que lejos de ver el apellido como una presión debía verlo como una bendición, pero con la responsabilidad de seguirlo en el futbol”, añadió el atacante.

Presente goleador y herencia emocional
Hoy, Juan José Calero presume uno de los mejores momentos de su carrera. Con 15 goles en 14 partidos, se convirtió en el campeón goleador de la Liga de Expansión defendiendo la camiseta de Venados. Este gran torneo le valió el regreso a Pachuca con miras al Clausura 2026.
Más allá del terreno de juego, el delantero también compartió recuerdos personales que definen la relación con su padre y la pasión heredada por el futbol. “Mi papá era una persona muy de casa, de su familia, siempre nos antepuso a mi hermano, a mi mamá y a mí, pero todo conllevaba al futbol porque era su vida... Curiosamente, la única vez que vi llorar a mi papá fue cuando Pachuca perdió la Final contra Pumas y cuando ganan la Final contra Colo-Colo. Mi papá era tan fuerte e imponente, pero lo único que podía hacerlo llorar es el futbol y me heredó esa pasión”.





